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May 09, 2024

Aleatorizado

npj Digital Medicine volumen 6, Número de artículo: 121 (2023) Citar este artículo

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El dolor lumbar (lumbalgia) es la principal causa de años vividos con discapacidad en el mundo. Las intervenciones digitales basadas en ejercicios han demostrado un gran potencial en el tratamiento de afecciones musculoesqueléticas, promoviendo el acceso y aliviando la carga económica. Sin embargo, aún no se ha establecido de manera inequívoca evidencia de su eficacia para el tratamiento del dolor lumbar crónico (CLBP) en comparación con la fisioterapia presencial. Este ensayo controlado aleatorio (ECA) tiene como objetivo comparar los resultados clínicos de pacientes con CLBP después de una intervención digital versus fisioterapia presencial basada en evidencia. Nuestros resultados demuestran que la satisfacción y la adherencia del paciente fueron altas y similares entre los grupos, aunque se observa una tasa de abandono significativamente menor en el grupo digital (11/70, 15,7% versus 24/70, 34,3% en el grupo convencional; P = 0,019). . Ambos grupos experimentan mejoras significativas en la discapacidad (resultado primario), sin diferencias entre los grupos en el cambio desde el inicio (diferencia de medianas: −0,55, IC del 95 %: −2,42 a 5,81, P = 0,412) o puntuaciones al final del programa (−1,05, IC del 95%: −4,14 a 6,37; P = 0,671). Asimismo, no se encuentran diferencias significativas entre los grupos para los resultados secundarios (es decir, dolor, ansiedad, depresión y deterioro general de la productividad). Este ECA demuestra que una intervención digital remota para CLBP puede promover los mismos niveles de recuperación que la fisioterapia presencial basada en evidencia, siendo una vía potencial para aliviar la carga de CLBP.

El dolor lumbar (lumbalgia) es un importante problema de salud1, considerado la principal causa de años vividos con discapacidad1 y de ausentismo. Aunque el impacto sobre la productividad varía en la literatura2, una revisión sistemática estimó los costos médicos directos en $300 mil millones sólo en los Estados Unidos (EE.UU.)3. Un manejo insatisfactorio del dolor lumbar puede llevar a una utilización excesiva de imágenes4, cirugías5,6 y medicamentos, incluidos los opioides7,8.

Las directrices actuales para el tratamiento del dolor lumbar crónico recomiendan la fisioterapia como intervención de primera línea, junto con la educación y las intervenciones conductuales9,10. La evidencia de certeza moderada procedente de ensayos controlados aleatorios (ECA) respalda la eficacia de la fisioterapia basada en ejercicios para reducir el dolor y la discapacidad en el tratamiento del dolor lumbar11, y estas intervenciones a menudo han producido mejores resultados para la discapacidad y el regreso al trabajo que las intervenciones quirúrgicas2,12.

Sin embargo, el acceso a la fisioterapia presencial enfrenta varias barreras: escasez de recursos de atención médica (incluidos terapeutas e instalaciones), limitaciones de tiempo, viajes y costos (tiempo libre en el trabajo, costos de cuidado de niños), alfabetización sanitaria insuficiente y, más Recientemente, el riesgo percibido de contraer infecciones13. Todo esto también afecta el compromiso, lo que resulta en altos porcentajes de tratamientos desatendidos o incompletos14.

Las intervenciones digitales tienen un gran potencial para superar estos desafíos, ya que son más accesibles y asequibles que la fisioterapia presencial15,16 y aumentan la adherencia y el empoderamiento de los pacientes17. Dentro del manejo del dolor lumbar, la investigación se ha centrado en la efectividad y seguridad de las intervenciones digitales, tanto como complemento de la atención en persona18,19 como de forma independiente a través de videoconferencia19 o telerehabilitación asincrónica20,21. Este último tiene el potencial de ampliar la prestación de atención, abordando la creciente prevalencia de CLBP1. Sin embargo, los pocos ensayos que compararon intervenciones asincrónicas basadas en ejercicios con fisioterapia presencial estándar consideraron cohortes con diversos niveles de agudeza20,21 o fueron estudios no aleatorios20, comprometiendo la certeza de la evidencia sobre el tema. Por lo tanto, se necesita más investigación sobre la eficacia de estas soluciones como alternativa a la fisioterapia presencial para el CLBP.

Anteriormente, demostramos la eficacia de los programas de atención digital (DCP) personalizados que integran ejercicio, educación y terapia cognitivo-conductual (TCC) en varias afecciones musculoesqueléticas22,23, incluido el dolor lumbar agudo y crónico24,25. El presente ECA tiene como objetivo comparar los resultados clínicos de pacientes con CLBP después de un DCP versus fisioterapia presencial convencional. Presumimos que los resultados son comparables a los obtenidos con la fisioterapia convencional.

Se realizó una evaluación de elegibilidad para 173 participantes: 22 rechazaron la participación, 3 no fueron elegibles y 8 fueron excluidos. En total, 140 participantes fueron asignados aleatoriamente al grupo digital (DG) o al grupo convencional (CG) (N = 70, cada uno). La tasa de finalización fue del 81,4% (57/70) en el GD y del 64,3% (45/70) en el GC (fig. 1).

Diagrama de flujo del estudio.

Los datos demográficos iniciales fueron similares entre los grupos dentro del análisis por intención de tratar (ITT) (N = 140, Tabla 1). En el análisis por protocolo (N = 102), no se observaron diferencias excepto por la edad, con participantes más jóvenes en el GD (Tabla complementaria 1). Al comparar a los que completaron (N = 102) con los que no lo completaron (N = 38), los participantes con niveles más bajos de educación, los fumadores y aquellos que informaron no hacer ejercicio al inicio del estudio tenían menos probabilidades de completar el programa (Tabla complementaria 2).

La dosis del tratamiento fue similar entre los grupos, lo que se refleja en el tiempo similar dedicado a las sesiones de ejercicio (GD: 451,78, IQR 227,36 y CG: 385,98, IQR 145,36; P = 0,662, Tabla 2). En promedio, los participantes realizaron 22,32 (DE 9,46) sesiones de ejercicio en el GD y 12,42 (DE 4,95) en el GC. La tasa de abandono fue mayor en el GC (24/70, 34,3% vs. 11/70, 15,7%; P = 0,019).

Las herramientas de educación y autocuidado se entregaron de manera diferente a cada grupo. El GC contó con apoyo durante las sesiones presenciales, pero no se recogieron datos respecto al componente educativo. El Director General leyó una media de 4,0 (RIC 6,0) artículos educativos y participó en 6,0 (RIC 7,3) contenidos de terapia cognitivo-conductual (TCC). Además, estos participantes se comunicaron con el fisioterapeuta a través de una media de 2,8 (DE 3,0) llamadas telefónicas y de vídeo y 19,0 (DE 11,8) conversaciones de texto durante todo el programa. La satisfacción con el programa fue alta y similar entre los grupos (P = 0,837): DG: 8,4/10 (DE 2,0) y CG: 8,4/10 (DE 2,6).

Los resultados después de un análisis ITT se presentan en la Tabla 3, mientras que el análisis por protocolo se encuentra en la Tabla complementaria 3.

Ambos grupos de intervención comenzaron con puntuaciones iniciales similares del Índice de discapacidad de Oswestry (ODI) (diferencia de medianas: −0,50; IC del 95 %: −4,91; 3,91; P = 0,821) e informaron mejoras significativas dentro del grupo al final del programa (GD: −6,90, IC 95% −19,33 a −1,57 y CG: −6,35, IC 95%: −10,36 a −3,83, ambos P < 0,001; Tabla 3). Los cambios no fueron significativamente diferentes entre los grupos (diferencia de medianas: −0,55; IC del 95 %: −2,42 a 5,81; P = 0,412), lo que corresponde a un tamaño del efecto de −0,13. Las puntuaciones del fin de semana de 8 tampoco difirieron significativamente entre los grupos (−1,05, IC del 95 %: −4,14 a 6,37; P = 0,671, Tabla 3). El análisis por protocolo arrojó resultados similares (Tabla complementaria 3).

La proporción de respondedores al final del programa fue similar entre los grupos (GD: 40,4% (23/57) y CG: 42,2% (19/45)), denotado por un odds ratio (OR) no significativo de cumplir con los requisitos mínimos clínicamente importantes. diferencia (MCID) (OR: 0,926, IC del 95%: 0,42–2,05, P = 0,849).

Los participantes de ambos grupos informaron niveles de dolor moderados al inicio (Tabla 3), que mejoraron significativamente en ambos grupos (DG: −1,81, IC del 95 %: −3,51 a −0,25 y CG: −2,11, IC del 95 %: −2,82 a −1,49 ; ambos P < 0,001). No hubo diferencias en la reducción del dolor entre los grupos en el criterio de valoración principal de 8 semanas (0,21; IC del 95 %: −0,76 a 0,84; P = 0,913) ni en el cambio general (0,30; IC del 95 %: −0,71 a 1,10; P = 0,666) , como lo refleja un tamaño del efecto de −0,08.

La voluntad de someterse a una cirugía fue baja al inicio del estudio (GD: 6,43; IC 95 %: 0,00–20,68; GC: 9,76; IC 95 %: 4,88–14,64), con solo el 34,3 % (24/70) de los participantes en el GD y el 42,9 % (30/70) de los participantes en el GC que informaron niveles de intención de cirugía superiores a cero. Sin embargo, se observaron mejoras significativas: ambos grupos reportaron puntuaciones cercanas a cero al final del programa. Tanto las puntuaciones finales como el cambio general no fueron significativamente diferentes entre los grupos (Tabla 3).

Entre los participantes que tomaban analgésicos al inicio del estudio, 9/34 participantes en el GD (26,5%) y 7/43 en el GC (16,3%) informaron haber tomado opioides (P = 0,274). El consumo de analgésicos se mantuvo estable en ambos grupos (DG: P = 0,515, CG P = 0,076) hasta el final del programa. El OR para el consumo de analgésicos u opioides no fue estadísticamente diferente entre los grupos (analgésicos OR: 0,92, IC del 95 %: 0,00–1,23, P = 0,081; opioides OR: 0,26, IC del 95 %: 0,00–1,71, P = 0,985).

Una proporción similar de pacientes informó tener al menos ansiedad leve (escala de 7 ítems del Trastorno de Ansiedad Generalizada; puntuaciones GAD-7 ≥5: DG: 24/70 y CG: 27/70) o depresión (Cuestionario de 9 ítems de Salud del Paciente—PHQ -9 puntuaciones ≥5: GD: 29/70 y CG: 32/70) síntomas al inicio. Ambos grupos mostraron mejoras en la ansiedad y la depresión, que no fueron significativamente diferentes (diferencia de mediana del cambio general: GAD-7: 0,43, IC del 95 %: −0,59 a 1,59; P = 0,360; PHQ-9: 1,33, IC del 95 % −2,20 a 2,46; P = 0,095). Con respecto a las creencias de evitación del miedo (FAB), ambos grupos evolucionaron de manera similar, como lo muestran las puntuaciones y cambios similares al final de las 8 semanas.

Con respecto a los niveles de actividad física, solo el GD experimentó un cambio estadísticamente significativo dentro del grupo hacia una categoría de actividad física más alta a las 8 semanas (GD: 0,66, puntuación z −2,71; P = 0,008 vs. CG: 0,38, puntuación z −1,43 ; P = 0,155) sin que se observaran diferencias entre los grupos (P = 0,886, Tabla 4).

Se observaron niveles muy bajos de ausentismo en ambos grupos, mientras que el presentismo, la productividad general y las deficiencias en las actividades no relacionadas con el trabajo fueron más expresivos al inicio. Se observaron mejoras significativas en la productividad laboral y el deterioro de la actividad (WPAI) en general, el trabajo WPAI y el deterioro de la actividad no relacionada con el trabajo en ambos grupos. No se observaron diferencias en la recuperación ni en las puntuaciones de fin de semana de 8 entre los grupos (Tabla 3). Los niveles de ausentismo se mantuvieron estables en ambos grupos.

Ambos grupos comprendían una proporción similar de pacientes con dolor lumbar radicular al inicio (DG: 21/70 (30,0%) y CG: 23/70 (32,9%), P = 0,716; Tabla 1).

Al comparar aquellos que presentaron y sin dolor radicular, no se encontraron diferencias en ninguna puntuación clínica inicial, considerando tanto la cohorte completa como individualmente en cada grupo (todos P > 0,05, datos no mostrados). Al final del programa, no se encontraron diferencias en las puntuaciones de 8 semanas para ningún resultado clínico (todos P > 0,05, datos no mostrados).

No se observaron diferencias en las tasas de eventos adversos entre los grupos (GD: 17,5% versus CG: 10,5%, P = 0,277). No se informaron eventos adversos graves ni hospitalizaciones, y ninguno de los eventos adversos estuvo relacionado con los programas (Tabla complementaria 4).

Este estudio proporciona evidencia de la efectividad de una intervención asincrónica digital en comparación con la fisioterapia presencial de alta intensidad para CLBP. Se encontró una alta adherencia al programa en ambos grupos, con dosis de tratamiento similares. Las tasas de abandono fueron menores en la DG. Ambos grupos lograron mejoras significativas en la discapacidad y el dolor sin diferencias estadísticas en los cambios o en las puntuaciones de fin de semana de 8. La proporción de respondedores al tratamiento también fue similar entre los grupos (GD: 40,4% y CG: 42,2%; P = 0,849). Además, no se encontraron diferencias significativas entre los grupos para los resultados secundarios.

Las mejoras comparables entre ambos modos de rehabilitación son de particular importancia ya que ilustran la eficacia de la atención digital. El formato digital favorece la democratización del acceso a la atención médica al superar las barreras geográficas (llegar a áreas rurales o desatendidas), disminuir el tiempo de espera para iniciar el tratamiento y promover la participación de los pacientes, al tiempo que garantiza la calidad de la atención y potencialmente reduce los costos. Estos resultados demuestran que una intervención digital totalmente remota para CLBP puede promover mejoras similares a las de la fisioterapia presencial de alta intensidad basada en evidencia.

Observamos una alta inscripción, con sólo el 12,7% de todas las personas examinadas que se negaron a participar, y una baja tasa de abandono (GD: 15,7% y CG: 34,3%). Esto mejora la generalización y respalda la mayor aceptación de la atención remota, en la que influyó la pandemia de COVID-19. Los pacientes de ambos grupos informaron niveles de satisfacción similares, lo que reforzó aún más la aceptación de los participantes, en consonancia con hallazgos anteriores17.

Se sabe que el cumplimiento de la fisioterapia es un desafío13, incluso en el contexto de ECA26. Se ha informado que las intervenciones digitales tienen tasas de abandono similares16,20,27 o inferiores21 a las de la fisioterapia presencial. En el presente estudio, el GD tuvo tasas de abandono más bajas en comparación con el GC, potencialmente explicado por la conveniencia del DCP, que reduce los obstáculos de viaje y tiempo de tratamiento y permite una mayor flexibilidad en los horarios de los pacientes, como se informó anteriormente17,28. Además, el contexto durante la pandemia de COVID-19 puede haber impactado la receptividad, el cumplimiento y las percepciones generales con respecto a los programas digitales.

Se observó un alto compromiso en ambos grupos, lo que se tradujo en dosis de tratamiento similares, tal como se pretendía en el diseño del estudio. Los impulsores del compromiso con la fisioterapia presencial han sido durante mucho tiempo el foco de la investigación29. En el DG, el alto compromiso observado podría ser el resultado de las capacidades de monitoreo remoto, que se ha informado que mejoran la autoeficacia y la motivación17,28, y a través de la comunicación bidireccional entre pacientes y médicos de fisioterapia (DPT) (incluido video y llamadas telefónicas y de forma asincrónica a través de mensajes)30. La comunicación frecuente es un componente crítico para establecer una alianza terapéutica, un factor bien conocido asociado con mejores resultados31. El interés denotado por los participantes del GD en continuar el programa una vez finalizado el estudio (datos no mostrados) pone de relieve la conveniencia de esta modalidad asistencial.

Aún se desconoce la dosis óptima específica de ejercicio (es decir, frecuencia y tiempo) en la rehabilitación del CLBP; por lo tanto, las recomendaciones varían ampliamente e idealmente son personalizadas (2 a 5 veces por semana; 20 a 60 min)32. La dosis de tratamiento alcanzada por los participantes en este estudio se encuentra dentro del rango recomendado.

Ambos grupos mejoraron de manera similar en discapacidad y dolor, lo que se indica por tamaños de efecto pequeños (ODI: −0,13; Dolor: −0,08). Estos resultados son consistentes con ensayos anteriores que compararon la telerehabilitación basada en ejercicios con la rehabilitación en persona para pacientes con dolor lumbar de diversa agudeza16,20,21,27, que encontraron resultados similares en discapacidad y dolor. Estos resultados indican que las intervenciones digitales arrojan resultados similares a los logrados con la atención presencial, incluso en condiciones crónicas.

La coprevalencia de dolor y malestar mental es muy común entre las enfermedades musculoesqueléticas crónicas33 debido a una relación bidireccional fuerte y compleja34, lo que contribuye a un peor pronóstico35. Las intervenciones de telerrehabilitación basadas en ejercicios pueden tener un impacto positivo en la salud mental en varias afecciones24,36, incluido el CLBP25,37. En este estudio, ambos grupos experimentaron mejoras significativas en la ansiedad y la depresión, sin diferencias significativas entre los grupos. Asimismo, los FAB se han asociado con la no recuperación38. En este sentido, ambos grupos comenzaron con puntuaciones iniciales comparables e informaron mejoras similares, lo que respalda que la fisioterapia ayuda a superar la evitación del movimiento debido al miedo a empeorar38,39. Este cambio de actitud, junto con las mejoras en la discapacidad y el dolor, puede haber contribuido a los niveles significativamente mayores de actividad física observados en el Director General al final del programa. De hecho, desde hace tiempo se recomiendan estrategias para el CLBP que promuevan hábitos de vida saludables, incluida la actividad física9,10.

La productividad laboral se ve muy afectada por CLBP40, como se observa en esta cohorte, y la mayoría de los participantes reportan algún nivel de ausentismo o presentismo. Se sabe que la fisioterapia puede disminuir el ausentismo y el presentismo2,41. En este caso, el ausentismo fue bajo al inicio y se mantuvo estable hasta el final del programa en ambos grupos. Sin embargo, los niveles de ausentismo pueden verse influenciados por factores distintos a la gravedad de la condición, como el apoyo financiero, la cultura laboral, la ganancia secundaria, las habilidades de afrontamiento, la satisfacción laboral y la capacidad de modificar el trabajo42. Se observaron mejoras en el presentismo en ambas intervenciones sin diferencias significativas entre grupos.

Las actividades no relacionadas con el trabajo también pueden verse comprometidas en quienes padecen CLBP43. En este estudio, ambos grupos informaron mejoras en estas actividades, sin diferencias significativas entre ellos al final del programa, en línea con el conocimiento actual de que la actividad física puede mejorar la capacidad para completar las actividades de la vida diaria43.

Los tratamientos no quirúrgicos para CLBP han mostrado resultados comparables o mejores en términos de discapacidad y retorno al trabajo que las intervenciones quirúrgicas2,12. En este caso, la disposición del paciente a someterse a la cirugía al inicio del estudio fue baja y disminuyó a casi cero al final de la intervención, lo que probablemente se puede atribuir a la reducción del dolor y la discapacidad. Esto es auspicioso considerando que la intención quirúrgica del paciente es uno de los predictores más fuertes de una futura cirugía44,45 y que muchas cirugías de columna son innecesarias2,5,12.

El uso excesivo y incorrecto de opioides representa un problema sustancial en CLBP46. Se ha informado que las tasas de prescripción de opioides son dos veces más altas que las de derivación a fisioterapia7, lo que contrasta con las recomendaciones clínicas9,10. Una encuesta nacional realizada en EE. UU. encontró que el 21,5% de los pacientes con dolor musculoesquelético crónico toman opioides7, mientras que un estudio transversal informó que el 36,9% de los adultos estadounidenses que padecen específicamente CBLP utilizan algún tipo de analgésico8. En el presente estudio, aproximadamente la mitad de los participantes de ambos grupos utilizaron analgésicos, pero sólo entre el 10% y el 13% informaron haber consumido opioides al inicio del estudio. Ambos grupos mantuvieron una proporción similar de pacientes que consumieron analgésicos hasta el final del programa a pesar de las disminuciones observadas en el dolor y la discapacidad, lo cual es similar a un ensayo anterior que no informó diferencias entre la rehabilitación en la clínica y en la web para el dolor lumbar20. En estudios futuros, una mayor granularidad en la evaluación de la medicación (es decir, tipo, dosis y frecuencia de ingesta) ayudaría a evaluar mejor el efecto de las intervenciones para reducir la ingesta farmacológica. Sin embargo, se ha informado que la fisioterapia temprana reduce el riesgo de uso indebido de opioides47,48.

En el contexto de recursos insuficientes y una demanda creciente de servicios de rehabilitación1, se necesitan sistemas de prestación de atención alternativos y escalables. El creciente conjunto de evidencia sobre la atención digital respalda su uso para superar las brechas existentes15,16,17. Estos modelos allanarán el camino para un nuevo enfoque integrado que incluirá modelos de atención digitales, presenciales e híbridos. Esto tendrá profundas implicaciones culturales, clínicas y organizativas para los proveedores de atención sanitaria. La tecnología se puede utilizar para ampliar el alcance, promover el acceso oportuno a la atención y proporcionar datos críticos sobre el progreso y los resultados de los pacientes, pero requiere una selección adecuada de los candidatos. Se necesitan más investigaciones para determinar los mejores candidatos para cada enfoque (digital, presencial o híbrido), teniendo en cuenta las características clínicas y demográficas y las preferencias de los pacientes, como lo demuestran las actitudes cambiantes hacia la atención digital durante la pandemia49. La adopción generalizada de estos nuevos modelos requiere la adquisición de nuevas competencias por parte de los fisioterapeutas, lo que requiere cambios importantes en los planes de estudio de formación. Además, se justifican estudios con seguimientos a largo plazo y análisis de rentabilidad.

Una fortaleza clave de este estudio es la metodología: un ECA que compara un DCP completo con fisioterapia presencial de alta intensidad, con dosis de tratamiento equilibradas entre ambos grupos. Es de destacar que las dosis de tratamiento utilizadas en ambos grupos fueron mucho más altas que las utilizadas habitualmente en las clínicas ambulatorias de EE. UU.50. Otros aspectos del rigor metodológico incluyeron la aleatorización y la ocultación de la asignación, los resultados secundarios clínicamente relevantes, el análisis ITT, la presentación de informes según las directrices CONSORT y el registro de ensayos. La novedad de la intervención digital es otro punto fuerte de este estudio: un DCP multimodal totalmente remoto, gestionado de forma asincrónica por un DPT, que combina ejercicio con biorretroalimentación en tiempo real para educación y TCC. El uso de biorretroalimentación para guiar a los pacientes durante las sesiones18,30 y el estrecho seguimiento y comunicación con el TED pueden aumentar la adherencia del paciente17,28,29. Este estudio no está exento de limitaciones, que incluyen la falta de (i) cegamiento de los pacientes, los DPT y los investigadores, debido a la naturaleza de las intervenciones; (ii) medidas de resultado objetivas (p. ej., fuerza muscular, rango de movimiento), incluida una métrica para la actividad física; y (iii) un juez de resultados cegado externamente. En segundo lugar, el estudio se realizó durante y después de la pandemia de COVID-19, lo que puede haber impactado positivamente las tasas de cumplimiento para ambos grupos, más aún en la intervención digital. En tercer lugar, dada la mayor tasa de abandono en el GC, se podrían haber implementado estrategias adicionales para aumentar la motivación y el compromiso, como contactos adicionales entre sesiones presenciales. En cuarto lugar, en estudios futuros se debe abordar una mayor granularidad de la variable farmacológica (p. ej., tipo, dosis o frecuencia de ingesta de analgésico). Finalmente, las intervenciones realizadas en entornos controlados pueden no reflejar las condiciones del mundo real a pesar de los criterios de selección liberales que produjeron una población comparable a la informada en encuestas y estudios anteriores a gran escala51.

En conclusión, este estudio respalda la efectividad comparable de una intervención digital totalmente remota para pacientes con CLBP en comparación con la fisioterapia presencial de alta intensidad basada en evidencia. Se observaron mejoras similares en ambos grupos, así como una alta adherencia y satisfacción, con menores tasas de abandono en el grupo digital. Frente a la elevada y creciente carga de CLBP, estos resultados respaldan la consideración de las intervenciones digitales como alternativas viables y eficaces a la atención presencial, garantizando la calidad clínica y la seguridad al tiempo que reducen las barreras de acceso.

Este estudio controlado aleatorio, de un solo centro, de grupos paralelos, se realizó de acuerdo con la Declaración de Helsinki. Siguiendo las pautas CONSORT, el ensayo fue aprobado prospectivamente por la Junta de Revisión Institucional de Emory (número STUDY00001546) y registrado en ClinicalTrials.gov (NCT04808141) el 22 de marzo de 2021. El tratamiento se realizó desde el 15 de junio de 2021 hasta el 26 de octubre de 2022.

Los pacientes que buscaban atención en el Emory Orthopaedic and Spine Center (Atlanta, Ga) fueron evaluados en la clínica para determinar su elegibilidad por un médico que siguió a los participantes hasta el final del estudio. Se obtuvo el consentimiento electrónico informado por escrito de todos los participantes (Castor eConsent, Castor Research Inc.). Todos los datos relacionados con el estudio se almacenaron en un sistema electrónico de captura de datos (Castor EDC, Castor Research Inc.). Los criterios de inclusión fueron: (a) sujetos entre 18 y 80 años; (b) CLBP: dolor lumbar intermitente o persistente durante al menos 12 semanas y/o ≥50% del tiempo en los últimos 6 meses52; (c) capacidad para comprender tareas motoras complejas; (d) capacidad para interactuar con una tableta. Los criterios de exclusión fueron: (a) embarazo conocido; (b) cirugía de columna hace <3 meses; (c) síntomas y/o signos indicativos de infección; (d) indicación de cirugía de columna (es decir, tumor, síndrome de cauda equina); (e) diagnóstico de cáncer o tratamiento contra el cáncer; (f) trastorno conocido incompatible con ejercicio ligero a moderado de 20 minutos; (g) trastorno neurológico concomitante no relacionado con la columna (por ejemplo, accidente cerebrovascular y esclerosis múltiple); (h) demencia o trastornos psiquiátricos que impidan a un paciente cumplir con un programa de ejercicios en el hogar; (i) analfabetismo y/o discapacidad visual o auditiva grave que interfiera con la comunicación o el cumplimiento. A los participantes que presentaban dolor radicular lumbar se les permitió ingresar al estudio y fueron identificados por: dolor que se irradia debajo de la nalga en una distribución dermatomal, sensación alterada o parestesia (p. ej., hipoestesia, entumecimiento y hormigueo), signos neurológicos o hallazgos del examen consistentes con dolor radicular53. Para inscribirse en el estudio, los participantes debían suspender la fisioterapia en curso para CLBP.

Después de la evaluación de elegibilidad, se excluyeron los participantes que no completaron las encuestas de evaluación o que sufrieron eventos adversos graves54. Se consideró que los participantes abandonaron el estudio si: (1) abandonaron el estudio; o (2) no participó en ninguna sesión de ejercicio durante 28 días consecutivos en el DG o faltó a 4 sesiones programadas consecutivas en el CG.

Todos los participantes que dieron su consentimiento fueron asignados aleatoriamente al DG o CG en una proporción de 1:1, utilizando bloques permutados aleatorios de 4 a 8 participantes, generados automáticamente por la plataforma Castor EDC. La divulgación del grupo solo se realizó después de la aleatorización (asignación oculta), después de lo cual el investigador principal (DC) comunicó la asignación al coordinador del estudio (LG). No fue posible cegar a los fisioterapeutas y a los pacientes respecto de la asignación, dada la naturaleza de la intervención.

El grupo de intervención digital recibió una intervención de telerehabilitación de 8 semanas que consistió en ejercicio complementado con educación y TCC impartida a través de una plataforma digital (Tabla complementaria 5), ​​que interactuaba entre el participante y el DPT asignado. Los DPT involucrados en el estudio tenían, en promedio, 13 años de experiencia (rango 6-23). Se puso a disposición de todos los participantes un dispositivo médico de clase II incluido en la lista de la FDA que consta de dos rastreadores de movimiento inercial, una aplicación móvil en una tableta dedicada y un portal basado en la nube. Se enviaron puntos de acceso a los participantes sin conexión a Internet. Después de una videollamada inicial de incorporación en la que el DPT evaluó a cada participante, se prescribió un programa personalizado. Las sesiones de ejercicio (se recomiendan tres sesiones de 20 minutos por semana32; un total de 24 sesiones) se realizaron de forma independiente a conveniencia de los participantes a través de la pantalla de la tableta. El sistema proporcionó biorretroalimentación en tiempo real sobre el rendimiento a través de señales de audio y video basadas en rastreadores colocados con correas en las regiones torácica y lumbar (Figura complementaria 2).

La aplicación de la tableta registró automáticamente los datos sobre el rendimiento de la sesión de ejercicio (rango de movimiento, ejecución y compensaciones de movimiento) y el compromiso (número de repeticiones ejecutadas u omitidas y tiempo dedicado al ejercicio) y se almacenó en un portal basado en la nube, lo que permite la sincronización asincrónica. seguimiento por parte del DPT asignado, quien realizó ajustes al protocolo.

El componente educativo, que consta de artículos centrados en anatomía y fisiología, dolor, ejercicio y conductas para evitar el miedo9,10, se entregó a través de una aplicación para teléfonos inteligentes. Se entregó por correo electrónico un programa de TCC dedicado de tercera generación que combina atención plena, aceptación, terapia de compromiso y terapia centrada en la empatía, adaptado a un plan de estudios centrado en el dolor crónico que consta de materiales escritos y de audio pregrabados a su propio ritmo9,10. Tanto los componentes de educación como de TCC se desarrollaron de acuerdo con las directrices actuales9,10. La comunicación bidireccional se garantizó mediante un chat seguro integrado dentro de una aplicación de teléfono inteligente o llamadas (con puntos de contacto programados cada 4 semanas y bajo demanda), que también tenía como objetivo motivar e involucrar a los pacientes en la intervención. Los miembros tuvieron acceso a soporte técnico y de TI a través de varios canales de comunicación. Los problemas de hardware que no se podían resolver de forma remota se resolvieron reemplazando el dispositivo.

El grupo de intervención convencional recibió fisioterapia presencial basada en evidencia compuesta de ejercicio (siguiendo los protocolos estandarizados de Emory: que incluyen ejercicios de fortalecimiento, equilibrio, estiramiento y movilidad; similar al grupo digital), educación (con respecto a la fisiología del dolor, conductas de evitación del miedo y beneficios/efectos del ejercicio) de forma continua y según sea necesario, terapia manual (p. ej., movilización articular y masaje) y modalidades físicas (p. ej., estimulación eléctrica) (Tabla complementaria 6). Los DPT involucrados en el estudio tenían, en promedio, 12 años de experiencia (rango 7-20). El programa se ajustó según la condición del participante y consistió en dos sesiones de 30 minutos por semana durante 8 semanas (un total de 16 sesiones)32. En circunstancias específicas, se permitió combinar las dos sesiones de 30 minutos en una sesión de 60 minutos para evitar problemas de programación imprevistos. También se indicó a los participantes que realizaran los ejercicios en casa, pero no se evaluó su cumplimiento.

Los resultados se recopilaron al inicio, a las 4 y 8 semanas (excepto los niveles de actividad física al inicio y a las 8 semanas). Los cambios se calcularon entre el inicio y las 8 semanas.

El resultado primario fue el cambio del Índice de Discapacidad de Oswestry (ODI) entre el inicio y las 8 semanas. El ODI está validado para CLBP (con y sin radiculopatía)55, e incluye 10 ítems con una escala Likert de 6 puntos (puntuación: 0 (ninguno)–100% (peor))56. Se consideró que la designación de un respondedor al tratamiento era una MCID de 10 puntos o 30%57 en el criterio de valoración principal de 8 semanas. Los resultados secundarios se presentan en la Tabla 5.

Las sesiones de CG se realizaron bajo la supervisión directa de un TED. En el DG, el rendimiento del ejercicio (basado en rastreadores de movimiento), así como los datos de dolor y fatiga (escala de 5 ítems de calificación de caras), se obtuvieron después de cada sesión para respaldar la monitorización asincrónica del PT. Tanto los participantes como los DPT recibieron instrucciones de comunicarse con los investigadores del estudio cuando ocurrieran eventos adversos (registrados en Castor EDC).

La estimación del tamaño de la muestra se basó en ODI (resultado primario). Considerando la literatura al momento de la presentación del protocolo, se aplicó una desviación estándar al inicio de 17,83, respaldada por el estudio de Stankovic et al.58, quienes compararon dos protocolos de rehabilitación diferentes para CLBP (N = 160). Se consideró clínicamente significativa una diferencia entre grupos de 10 puntos según el estudio de Ostelo et al.57. Considerando un poder del 80% y un nivel de significancia bilateral de 0,05, calculamos que serían necesarios 102 individuos para detectar una diferencia de 10 puntos entre los dos grupos. Para garantizar que el estudio tuviera la potencia adecuada para detectar equivalencia, se realizó un análisis a posteriori utilizando la metodología Two One-Sided Test (TOST)59 (análisis de potencia basado en simulación). Suponiendo un poder del 80% para detectar la equivalencia, se estimó un total de 104 participantes (52 por brazo). Se consideró una tasa de abandono del 15%, lo que requirió inscribir a 120 participantes (60 por brazo). Para evaluar la no inferioridad, se necesitaría un tamaño de muestra más pequeño (un total de 74; 37 por brazo). Para tener en cuenta los fracasos y abandonos de la evaluación, el período de inscripción de los participantes se extendió más allá del objetivo original.

La distribución continua de datos se analizó mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov, seguida de la inspección de histogramas y gráficos QQ. Las diferencias iniciales en las métricas demográficas y de participación entre los grupos se evaluaron mediante la prueba t de muestras independientes o la prueba U de Mann-Whitney para variables cuantitativas y la prueba de Chi-cuadrado para variables categóricas. La medicación inicial, el consumo de opioides y la aparición de eventos adversos a las 8 semanas entre los grupos se evaluaron mediante la prueba de Chi-cuadrado.

El impacto de cada intervención en los resultados primarios y secundarios se evaluó utilizando las puntuaciones finales de las 8 semanas y los cambios entre el inicio y las 8 semanas. Los resultados se analizaron siguiendo ambos análisis ITT, considerando a todos los participantes asignados al azar, y por protocolo.

Dado que no se cumplió el supuesto de normalidad (Figura 1 complementaria), se realizaron transformaciones logarítmicas y de Box-Cox. Los resultados indicaron que estas transformaciones no pudieron alcanzar la normalidad (datos no mostrados) y, por lo tanto, no se realizó el análisis ANOVA de medidas repetidas planificado en el protocolo. Como alternativa, se realizó un modelo cuantil de efectos mixtos utilizando un método robusto en las medianas para el análisis ITT. Este modelo previamente validado tiene en cuenta mediciones repetidas y supone no normalidad60. Los datos faltantes se manejaron mediante imputaciones múltiples mediante ecuaciones encadenadas (MICE)61.

Teniendo en cuenta los tamaños de los grupos en el análisis por protocolo (excluyendo el análisis del modelo de efectos mixtos cuantiles), las diferencias entre las intervenciones se evaluaron mediante pruebas U de Mann-Whitney con el estimador de Hodges-Lehmann.

Teniendo en cuenta el peor pronóstico asociado con el dolor radicular no tratado62, que afecta la toma de decisiones de atención9,10,53, se realizó un análisis de subgrupos que comparó los resultados clínicos entre aquellos que presentaban dolor radicular lumbar y aquellos sin radiculopatía utilizando las pruebas U de Mann-Whitney.

Se realizó un análisis de regresión logística binaria para identificar las probabilidades de responder a ODI, considerando una MCID de 10 puntos o 30%57. Este análisis también se realizó para evaluar las probabilidades entre grupos de consumir analgésicos, incluidos opioides, a las 8 semanas utilizando el CG como referencia.

La actividad física se evaluó mediante regresión ordinal para evaluar si la distribución latente de las categorías de actividad física cambió significativamente desde el inicio hasta el final del programa dentro y entre los grupos.

En todos los análisis, se consideró estadísticamente significativa una prueba de hipótesis bilateral con un nivel alfa de 0,05. El modelo robusto de efectos mixtos lineales y la regresión ordinal se codificaron utilizando R (versión 4.2.2, R Foundation for Statistical Computing) y todos los demás análisis utilizando SPSS (versión 28.0, SPSS Inc, Chicago, Illinois, EE. UU.). El análisis de los datos fue realizado por un estadístico ciego.

El estudio estará disponible en Clinicaltrials.gov tras su publicación durante al menos 5 años. Los datos agregados de los hallazgos de este estudio estarán disponibles previa solicitud razonable del autor correspondiente.

El código para todos los análisis estadísticos puede estar disponible previa solicitud razonable del autor correspondiente.

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Los autores agradecen al equipo de fisioterapeutas responsables del manejo de los participantes: Stacie Segebart, Abby Shottler, Ricky Schrantz, Pamela Gjerde y Erika Ortega. También nos gustaría agradecer al equipo de coordinación de la investigación clínica: Isabelle M. Vernon, Lauren Glenney, Diya Sandhu, Mimi Nguyen y David Pasion. No se obtuvo financiación para este trabajo.

Medicina Física y Rehabilitación, Universidad Emory, Atlanta, GA, Georgia

de los cuales

Sword Health, Inc., Draper, UT, EE. UU.

Dora Janela, Fabíola Costa, María Molinos, Anabela C. Areias & Virgílio Bento

Instituto de Ciencias Cognitivas, Universidad de Colorado Boulder, Boulder, CO, EE. UU.

Robert G. Moulder

Departamento de Cirugía Neurológica, Universidad de California, San Francisco, CA, EE. UU.

Justin K. Scheer

Departamentos de Anestesiología y Medicina de Cuidados Intensivos, Medicina Física y Rehabilitación, Neurología y Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento, Facultad de Medicina Johns Hopkins, Baltimore, MD, EE. UU.

Steven P. Cohen

Departamentos de Anestesiología y Medicina Física y Rehabilitación y Anestesiología, Universidad de Ciencias de la Salud de Servicios Uniformados, Bethesda, MD, EE. UU.

Steven P. Cohen

Departamento de Cirugía, Facultad de Medicina Frank H. Netter de la Universidad de Quinnipiac, Hamden, CT, EE. UU.

Vijay Yanamadala

Departamento de Neurocirugía, Hartford Healthcare Medical Group, Westport, CT, EE. UU.

Vijay Yanamadala

Departamento de Neurología, Centro Hospitalar e Universitário do Porto, Oporto, Portugal

Fernando Dias Correia

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Todos los autores hicieron una contribución significativa al trabajo informado de la siguiente manera: CD y FDC fueron responsables del concepto y diseño del estudio; MM adquirió los datos; RM realizó el análisis estadístico de los datos; F. Costa, ACA, DJ y MM interpretaron los datos; DJ, F. Costa y ACA fueron los encargados de redactar el trabajo; JKS, VY y SPC por la revisión crítica del artículo; y VB fue responsable de la financiación. Todos los autores aprobaron la versión final presentada y aceptaron ser responsables de todos los aspectos del trabajo.

Correspondencia a Fernando Dias Correia.

Los autores no declaran intereses en competencia, pero sí los siguientes intereses financieros en competencia: F. Costa, DJ, ACA, MM, FDC y VY son empleados de Sword Health, el patrocinador de este estudio. FDC, VY y VB también poseen acciones en Sword Health. RM es un consultor científico independiente responsable del análisis estadístico. JKS y SPC son consultores científicos y clínicos independientes que recibieron honorarios de asesor de Sword Health.

Nota del editor Springer Nature se mantiene neutral con respecto a reclamos jurisdiccionales en mapas publicados y afiliaciones institucionales.

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Cui, D., Janela, D., Costa, F. et al. Ensayo controlado aleatorio que evalúa un programa de atención digital versus fisioterapia convencional para el dolor lumbar crónico. npj Dígito. Medicina. 6, 121 (2023). https://doi.org/10.1038/s41746-023-00870-3

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Recibido: 20 de enero de 2023

Aceptado: 26 de junio de 2023

Publicado: 07 de julio de 2023

DOI: https://doi.org/10.1038/s41746-023-00870-3

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